
Cómo la IA va a permitir que perfiles más juniors asuman grandes responsabilidades
La experiencia ha sido clave para asumir grandes responsabilidades. Sin embargo, la inteligencia artificial está cambiando ese equilibrio, permitiendo que perfiles juniors tomen decisiones informadas, ejecuten tareas complejas y generen valor real desde el inicio, sin restar importancia al conocimiento experto.
Durante años, las grandes responsabilidades dentro de las empresas han estado reservadas para quienes acumulaban más experiencia. Pero con la llegada de la inteligencia artificial, este equilibrio está empezando a cambiar. No porque la experiencia haya perdido valor (ni mucho menos), sino porque ahora los perfiles más juniors tienen a su alcance herramientas que les permiten tomar decisiones más informadas, ejecutar tareas complejas y aportar un valor real desde el primer día.

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De la intuición al dato
Una de las grandes barreras que enfrentan las personas con menos experiencia es la falta de contexto: no haber vivido suficientes situaciones similares para saber cómo actuar. La IA, en cambio, permite acceder a ese “contexto” en segundos. Herramientas que analizan datos, anticipan escenarios o generan documentación ayudan a que las decisiones se tomen con más respaldo, incluso por quienes están dando sus primeros pasos en una organización.
Una nueva forma de aprender: mientras haces
La IA también ha cambiado la forma en la que aprendemos. Ya no es necesario esperar a una formación formal para entender cómo se hace una tarea; ahora se puede aprender mientras se ejecuta. Los nuevos asistentes basados en IA, integrados en las herramientas del día a día, no solo responden preguntas, sino que acompañan en el proceso: corrigen, sugieren mejoras, explican conceptos y ayudan a que el conocimiento se consolide sobre la marcha.
Delegar en equipo, no en jerarquía
Gracias a la IA, el conocimiento y la capacidad de ejecución ya no están concentrados en unos pocos perfiles seniors. Las tareas más complejas pueden dividirse, automatizarse o asistirse con tecnología, lo que permite que equipos más diversos en experiencia trabajen al mismo nivel. Esto no solo acelera la curva de aprendizaje de los perfiles más juniors, sino que también libera tiempo a los perfiles más seniors para que se enfoquen en tareas estratégicas, mentoría o innovación.
La colaboración se vuelve más horizontal, más basada en capacidades complementarias que en antigüedad. Y cuando todo el equipo tiene acceso a las mismas fuentes de conocimiento y soporte inteligente, la toma de decisiones se vuelve más ágil, más compartida y más rica.
El cambio ya ha empezado
En muchas empresas, esto ya está ocurriendo. Perfiles con uno o dos años de experiencia están liderando proyectos, tomando decisiones basadas en análisis de datos generados por IA o automatizando tareas que antes requerían supervisión constante. Gracias al apoyo tecnológico, pueden asumir roles que tradicionalmente estaban reservados a personas con mucha más trayectoria. Lo importante es tener una cultura abierta al cambio, donde el uso de la tecnología se vea como una forma de empoderar al talento, no de sustituirlo. Porque cuando se confía en las personas y se les da acceso a las herramientas adecuadas, la experiencia deja de ser una barrera y se convierte en un camino que se recorre más rápido.
¿Y ahora qué?
El reto no es solo implementar IA, sino crear un entorno donde se confíe en las personas, sin importar cuántos años llevan en el puesto. Un entorno donde la responsabilidad se asigne por capacidad y actitud, y donde la IA se entienda como ese copiloto que permite ir más lejos, más rápido… sin esperar a tener veinte años de experiencia.
Porque el futuro no es de quienes más saben, sino de quienes mejor saben aprender. Y con la IA, aprender y asumir grandes responsabilidades— está al alcance de cualquiera.